Literatura que se propaga

Belén Chale:

Creció en San Miguel, provincia de Buenos Aires. Es educadora y tallerista de Lengua y Literatura en escuelas y centros comunitarios. Participó con sus poemas en la antología literaria “El origen de las tormentas” (2021), "Metapoesía" (Funga Editorial, 2023) y en el ciclo “La poesía atrae poesía” de la Casa Nacional del Bicentenario. Ganó la la beca Creación del Fondo Nacional de las Artes en 2022 por su libro de poesía “El mal de la época”, publicado por Funga Editorial (2023).


Contratapa:

Belén Chale comienza este libro con un epígrafe de Anne Dufourmantelle: la dulzura es un poder infinito. Hay ahí una declaración de principios. Pienso en la idea de ternura (una palabra tan cercana a dulzura) como la plantea el psicoanalista Fernando Ulloa: como aquello que se opone a la crueldad. Pienso también en lo extraordinario que resulta que un libro llamado El mal de la época -y que remarca desde su epígrafe el poder de la dulzura- se edite precisamente en un tiempo signado por los discursos de la crueldad. La poesía siempre crea sus anticuerpos cuando el cuerpo social enferma.


Proteger, ser protegido, protegida. Actos que en estos poemas son fundantes. Ser una niña, ser una madre, ser la pareja, la compañera. Pasar por todos los lugares donde es posible producir un daño difícil de reparar, pasar por todos esos lugares apostando no sólo a abstenerse de producir ese daño, sino también a -activamente- crear con otros, otras, otres, un remanso. Vivir es conjurar, dice uno de los poemas más bellos de este libro. Escribir poemas como los de Belén Chale también es conjurar. Ver dormir a alguien, hacer dormir a alguien, dormirse en los brazos de alguien, hablar de eso en un texto, de esa intimidad que sostiene el mundo, de esa línea que une a las mujeres en una red que es delicada y sutil pero tiene, como dice el epígrafe del libro, un poder infinito. Eso hace la autora, con una escritura calma y precisa, traernos -como si nos diera agua fresca en un cuenco- escenas cotidianas, pequeñas, que nos tocan el corazón, que nos alivian el cuerpo, que nos hacen sentirnos menos solas, que nos dicen -precisamente- que es posible encontrar en esos ínfimos momentos de ternura compartida el reverso, la contracara de la crueldad que amenaza con arrasar nuestra casa y nuestra vida. Que la salida del laberinto sólo se encuentra en compañía: “yo me río y te miro/y te toco/y pienso en los peces/devueltos al mar/ en la muerte que no llega/ en los sustos/ que alargan la vida”.

Claudia Masín


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ISBN 978-631-00-1017-5

Pág: 74

El mal de la época, Belén Chale

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Belén Chale:

Creció en San Miguel, provincia de Buenos Aires. Es educadora y tallerista de Lengua y Literatura en escuelas y centros comunitarios. Participó con sus poemas en la antología literaria “El origen de las tormentas” (2021), "Metapoesía" (Funga Editorial, 2023) y en el ciclo “La poesía atrae poesía” de la Casa Nacional del Bicentenario. Ganó la la beca Creación del Fondo Nacional de las Artes en 2022 por su libro de poesía “El mal de la época”, publicado por Funga Editorial (2023).


Contratapa:

Belén Chale comienza este libro con un epígrafe de Anne Dufourmantelle: la dulzura es un poder infinito. Hay ahí una declaración de principios. Pienso en la idea de ternura (una palabra tan cercana a dulzura) como la plantea el psicoanalista Fernando Ulloa: como aquello que se opone a la crueldad. Pienso también en lo extraordinario que resulta que un libro llamado El mal de la época -y que remarca desde su epígrafe el poder de la dulzura- se edite precisamente en un tiempo signado por los discursos de la crueldad. La poesía siempre crea sus anticuerpos cuando el cuerpo social enferma.


Proteger, ser protegido, protegida. Actos que en estos poemas son fundantes. Ser una niña, ser una madre, ser la pareja, la compañera. Pasar por todos los lugares donde es posible producir un daño difícil de reparar, pasar por todos esos lugares apostando no sólo a abstenerse de producir ese daño, sino también a -activamente- crear con otros, otras, otres, un remanso. Vivir es conjurar, dice uno de los poemas más bellos de este libro. Escribir poemas como los de Belén Chale también es conjurar. Ver dormir a alguien, hacer dormir a alguien, dormirse en los brazos de alguien, hablar de eso en un texto, de esa intimidad que sostiene el mundo, de esa línea que une a las mujeres en una red que es delicada y sutil pero tiene, como dice el epígrafe del libro, un poder infinito. Eso hace la autora, con una escritura calma y precisa, traernos -como si nos diera agua fresca en un cuenco- escenas cotidianas, pequeñas, que nos tocan el corazón, que nos alivian el cuerpo, que nos hacen sentirnos menos solas, que nos dicen -precisamente- que es posible encontrar en esos ínfimos momentos de ternura compartida el reverso, la contracara de la crueldad que amenaza con arrasar nuestra casa y nuestra vida. Que la salida del laberinto sólo se encuentra en compañía: “yo me río y te miro/y te toco/y pienso en los peces/devueltos al mar/ en la muerte que no llega/ en los sustos/ que alargan la vida”.

Claudia Masín


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ISBN 978-631-00-1017-5

Pág: 74

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